Pasaba de medianoche cuando llegó su cenicienta. La hora donde todo vale y nada se recuerda cuando amanece. Y la abraza contra su pecho para quemarla con el aliento que dice lo que siente.
Se pierden cada vez que la noche los encuentra y nada hacen para evitarlo.
La encontró cuando caía. Y terminó de caer en sus brazos, que recogieron cada uno de su pedazos grises.
Y la noche ya no es oscura, sino que pinta la luna mil colores, para cuando despierten, en forma de sonrisa tonta con lo que sobra en el pincel.
Caminarán juntos porque nada imposible aparecerá en el camino hacia ese lugar donde les esperan.
Con tu permiso, seré tuyo. Serás mía.
No lo dejes......
