fotogramaria

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22 octubre 2015

LÚA ( II PARTE)

Pasados los años, me encuentro a niños (adoslecentes ya)  a los que he hecho la primera comunión , fotográficamente hablando y el brillo de sus ojos y su fuerza, siguen estando ahí, tras esa mirada de niño que todavía permanece. 
Con la mirada de Lúa, quedé atrapada desde el primer instante. Por muchos años que pasen recordaré su forma de mirar y como enamora a la cámara sin ella saberlo. Sé que cuando me la encuentre dentro de unos años, tendrá esa misma mirada de niña en ojos de adolescente y que su fuerza y magnetismo en ella, no habrá hecho más que aumentar, deseando volver a tenerla delante de mi objetivo una vez más. Lo mejor, es que le encanta que la retraten y claro, cuando la entrega es total, se nota. Se deja hacer y yo, me dejo llevar por ella y su mirada, el resto, viene solo. Miradas, sentimientos y corazón en el mismo punto de mira. Este es el resultado.
 Ver la emoción, en la misma mirada que tiene su madre, al contemplar estas imágenes, es lo que mantiene viva la pasión por la fotografía tras el paso de los años. Algo que el dinero, nunca 
 podrá pagar.
























12 octubre 2015

Sesión de estudio LÚA.

Los que me conocen, saben que mi debilidad fotográfica son los niños. Se me van las horas cuando los tengo delante del objetivo. Lo bueno, es que ellos, que en un principio parece que no van a aguantar mucho tiempo (siempre he tenido que emplear el truco de que la madre va a aparcar y viene en diez minutos ) al final, piden más. 
Son cerca de dos horas lo que puede durar una sesión como esta, con dos cambios de ropa. La primera media hora, prácticamente es de conversación tratando de que se olviden que llevo una cámara en las manos. Sólo cuando realmente se encuentran a gusto, es cuando empiezo a disparar. Como a Lúa, ya le había hecho las fotografías de la ceremonia, ya nos conocíamos y fue muy fácil retratarla.
La mirada de Lúa, no es de este mundo. No es expresiva, es lo siguiente. Una niña muy viva y despierta que hizo que una vez más dé GRACIAS, por poderme dedicar a algo que me apasiona.
Agradecer a su madre Olga, toda la ayuda que me ha prestado. Sin las madres, estas sesiones, no serían posibles. Sólo espero, que les emocionen tanto verlas, como a mí , realizarlas.