fotogramaria

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15 marzo 2016

IKER Y TANIA...

Dos niños tan diferentes como el blanco y el negro, pero unidos por un gran amor de hermanos. 





Ha sido una de las sesiones que más me ha costado hacer. Tania, como la mayoría de los niños a su edad, está llena de energía y no para quieta más allá de dos segundos. Mi gran ayudante, Iker, su hermano, que con mucha paciencia, se prestó para que pudiera retratarla durante la tarde. Fue larga e intensa, pero como siempre el esfuerzo de todos merece la pena. El de sus padres, preparándolo todo días antes. Quiero aprovechar para agradecer de nuevo a Diana por toda la colaboración y entrega que ha dedicado, trayendo casi todo lo que le pedí (todo es imposible, pues pido mucho, lo sé), pero cuando te encuentras personas así, que ayudan tanto, hacen que todo sea mucho más fácil. Y ella, lo hizo. Su padre, que los trajo y los llevó varias veces, pues no son de este pueblo. La paciencia infinita que han tenido por las horas de espera. En fin, ya lo digo siempre, sin los padres, esto no sería posible. Y el agradecimiento mayor, para su hermano, que acusó el cansancio del día y lo pagó al día siguiente, donde le tocaba a él ser protagonista de su sesión de pre- comunión. La primera vez en 25 años que llevo en esta profesión, que no pude acabar y tuvimos que dejarlo, pues el bostezo era continuo, pero también es la primera vez, que hago dos sesiones fotográficas  al mismo niño, dos día seguidos. Así que  ya sabemos una cosa más, que no se debe hacer. Aunque tiene material más que suficiente para imprimir sus recordatorios y realizar el álbum de recuerdo que le acompañará siempre, como algo muy especial de su vida. Un honor para mi, que me dejen participar en tan hermoso proyecto familiar. CONTINUARÁ........







02 marzo 2016

A mi tío PEPE....

Luchando por quedarse una vez más. Empeñado en volver a poner en evidencia a médicos que le desahuciaron varias veces desde bien pequeño. Agarrando con fuerza la vida que no quiere dejar escapar. Porque tiene más de una cita en la calle, donde le saludan y saluda, aunque no conozca. En el parque donde cuenta historias a su manera. En la playa, donde la brisa le dora el rostro y las manos, aportándole una imagen de turista permanente. En la terraza donde desayuna o merienda como lo que es: un señor. Un señor que trae locas a las auxiliares de la residencia, cuando sin querer o queriendo demasiado, cae la mano en el pecho, aprovechando el cambio de ropa y perdone usted, que no sabe lo que hace. 

Y aunque llueva y no podamos salir, nos espera el ventanal de los secretos, donde residen los pensamientos que nadie puede oír a través del cristal mojado de recuerdos, envueltos en historias de libros en voz alta con sabor a compota de manzana. 

Tío Pepe, sigue luchando y sigue venciendo, que nos esperan demasiadas cosas. No tardes....